Hasta que llegaste tú (carta de una mamá a su hija)
8:55
Nunca pensé tener una niña. Jamás
pensé en que ese día llegaría. Según yo – confiando en mi intuición de
pacotilla – solo tendría hijos varones.
Mi personalidad siempre se llevó
mejor con hombres que con mujeres. Las
mujeres son muy problemáticas, me decía. No me conviene tener una hija, me repetía. Me funciona muy bien tener un hijo varón, aseguraba.
Y así la gran lista de porque es
mejor no tener una niña crecía.
Hasta que… llegaste a mi vida. Y
aunque suene a un cliché, volví a cambiar.
Más de una vez le pregunté a mis
amigas, a mis familiares, a mis seguidoras: ¿Cómo
es criar a una niña? ¿Qué tengo y que no tengo que hacer? ¿Podré hacerlo? Y
por cada respuesta, una duda más saltaba.
En todo este tiempo me olvidé de
una gran verdad: Tienes que vivirlo para
saberlo. Pero deje que el miedo a lo desconocido (criar a una hija) me
embargará. Estaba muy asustada de cómo sería mi vida ahora. Me convertía en
mamá por segunda vez y – no solo eso – me convertía en mamá de una niña.
Estos meses han sido de
descubrimiento pero también me he enamorado de una mujer por segunda vez, pues
de la primera mujer que me enamoré fue de mi mamá. Seguramente ella se sintió
así como hoy me siento contigo: enamorada. Ahora tengo lo mejor de ambos
mundos. Porque aunque hombres y mujeres deben tener los mismos derechos, ambos
gozan de sus particularidades que los hacen diferentes, no mejores, solo
diferentes.
Tener una pequeña niña es verme
reflejada, conmovida e identificada. Algún día compartiremos similitudes que no
podré compartir con mi hijo. Algún día veré vulnerabilidades y dolores que solo
las mujeres conocemos. Algún día espero tomarte de la mano y caminar juntas sin
prisas y enseñarte mi vida. Algún día volarás y espero estar ahí para cuidarte
porque siempre serás esa pequeña niña que me mira desde su cuna como su persona
favorita.
Te amo mucho, hijita.
Mamá Luz
0 comentarios