Yo me enamoré de una mujer
9:23
Me enamoré de sus besos, de sus
abrazos, de su voz, de su risa, de su cariño y sobre todo de su amor.
Ella también se enamoró de mí. Lo sé. Siempre lo hacía saber. Estuvimos juntas en la salud y en la enfermedad. Estuvimos juntas en lo próspero y en lo adverso. Parecíamos un espejo cuando estábamos juntas.
Tuvimos peleas, sí. Pero también
cientos de reconciliaciones. Éramos diferentes, pero nos sabíamos entender.
Ella se reía de mis payasadas y
yo me reía de sus ocurrencias. Ambas reíamos mucho cuando estábamos juntas. La
risa era poderosa entre nosotras.
Ella me escribió mi primera carta
de amor (que aun atesoro). Yo le recité su primer poema.
Nos compartíamos todo. No había
secretos. Era un amor puro, leal e incondicional. Era un amor bonito que se
sostenía en la confianza y en la sinceridad.
Ella sabía mis gustos. Sabía que
mi color favorito es el negro. Sabía que me encanta la mostaza y la salsa
tártara. Sabía mi canción favorita y siempre la ponía cuando limpiábamos
nuestra casa. Sabía todo de mí. Me conocía al revés y al derecho. Tenía mucha
ventaja porque conocía mis fortalezas y mis debilidades.
Caminábamos de la mano y
abrazadas. Jamás me cansaba de ella ni de su amor. Ella tampoco de mí. Era una
relación perfecta.
Un día ella tuvo que partir. Yo
me tuve que quedarme aquí.
Desde ese día, no he vuelto a ser
igual. No hay día que no la eche de menos. Extrañarla solo aumenta con el
tiempo. Nuestro amor claramente trascendió.
Es fácil seguir amándola porque
yo me enamoré de una mujer llamada: MAMÁ.
Todos los días recuerdo algo
bueno de ti. Celebro el amor que nos tuvimos. ¡Feliz día de la mamá, gordita!
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