La maternidad y yo
10:31
¿Es que acaso me estoy
convirtiendo en mi mamá? O sea no… pero sí… no lo sé.
Ayer cuando fui al supermercado
para buscar unas cosillas. Me di cuenta lo mucho que han cambiado mis gustos. A
veces en broma digo que la maternidad me puso un freno pero otras veces siento
que es verdad. ¿Sabes cómo lo descubrí? Me vi imperiosamente atraída al pasillo
de limpieza. La imagen de mi mamá alegrándose por su nueva quita manchas vino
de golpe. No le veía venir.
Me detuve en el pasillo de las
bolsas herméticas y le estuve explicando a mi hermana las variedades (y es que
me encantan) y mi hermana me dijo: Ok,
¿Qué está pasando acá? ¿Te has convertido en mi MADRE? Y se rio. Todos se
rieron. Me estuvieron fastidiando que en mi cumpleaños me regalarían mi balde
con mi moderno escurridos, Poet, quita-manchas, y cuanto menjunje sirva para
matar a bichos. Ojalá que sí – Basta,
Luz.
WOW, pensé. Antes solía perderme
en el pasillo de… (Tápate los ojos hijos)
tragos, botanas y belleza. No es que ahora no lo haga, pero si algo está 2 x 1
en la sección limpieza, no lo pienso dos veces.
¿Dónde quedo la chica que se
burlaba por la alegría que un galón de Pinesol despertaba en su mamá? Seguramente
después de varios enjuagues con lejía, ya no queda esa chica burlona.
La maternidad nos cambia, para
bien o para mal, pero nos cambia. No pensé que a mí me agarrara con la
limpieza. No me imagino la menopausia. Ni pensarlo. Todavía no jajaja.
Besos,
Mamá Luz
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