Hijitis aguditis
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Todas hemos escuchado y hemos
dicho: mi hijo o hija sufre de mamitis
aguditis. Es un diagnóstico casero sobre el apego excesivo que tiene
nuestro pequeño por nosotras, es decir, por las mamás. Los síntomas que
presentan son: llanto inexplicable si la mamá se mueve medio centímetro, gritos
descomunales si la mamá no le presta atención, rechazo al padre o poca atención
a éste. En casos graves, el niño o niña solo puede
comer/dormir/bañarse/caminar/y cuanta acción exista con la mamá.
Esta enfermedad se desarrolla a
partir de los 3 meses hasta los tres años y en casos graves hasta los 40 años
de edad (o hasta que la esposa le meta un zapatazo). Por lo general ataca al
99.99% de niños, en especial a los varones. Desafortunadamente no existe
remedio químico ni natural pues una vez que se desarrolla solo debemos esperar
el curso de la “enfermedad”.
Advertencia: esta “enfermedad”
tiene picos altos como momentos apacibles. Solo mantenga la calma, no hay de
otra.
Jajajaja. Esta es una pequeña
introducción sobre la tan temida mamitis
aguditis. Pero nadie nos dice o menciona sobre qué pasa cuando somos
contagiadas y comenzamos a desarrollar hijitis
aguditis. Sí, claro, nosotras también podemos padecerla, es más creo que
también 99.99% puede estar contagiada.
Los síntomas son:
Rechazo a cualquier
invitación/propuesta/celebración que pueda venir de los amigos o la pareja. A
pesar que a veces alguien tome la iniciativa y cuide a nuestro hijo, le damos
varias vueltas a la invitación (luego nos quejamos que nunca salimos jajajaja).
Mil peros en la cabeza y al final decimos: para la próxima. Renegamos pero
permanecemos fieles.
Pensamiento excesivo sobre
nuestro hijo fuera de la casa. Si bien nuestros hijos ocupan el 90% de nuestro
pensamiento, cuando por fin tenemos la oportunidad de salir estamos mandando
mensajes, llamando, pensando, preguntándose, sacando el tema sobre nuestros
hijos. Miramos el reloj y sin darnos cuenta es hora de ir a casa, llegas a casa
como Meteoro y ves a tu angelito durmiendo y dices: pucha, debí disfrutar más.
El poder y el no querer: Viste
esos zapatos hermosos; sí por fin serán
míos, dices. Decidida coges la talla de los zapatos, te sientas para
probártelos, los miras, sonríes, levantas la cabeza y a lo lejos un cartel que
dice: 50% en juguetes y ropa para niños. Adiós, zapatos. Vuelves a casa con tus
“compras”. ¿Compraste por fin los
zapatos?, dice el esposo. No, amor,
me quedaban feo (mentira), y estaban
muy caros (sí, pero tenías el dinero), pero
vi estas ofertas para el bebé y mejor él que yo. Tu consciencia te dice:
mentirosa. Pero tú la callas con la imagen de lo lindo que se verá tu bebé con
su ropa nueva.
En casos graves:
Pensamiento excesivo sobre
nuestro hijo dentro de la casa. El bebé se durmió por fin. Tu esposo viene y te
abraza y tú volteas sonriente y le dices: amor,
que cosas más chistosas hizo el bebé hoy ¿no?, apuesto que nadie más las hace,
cómo será de acá a dos años, cómo será de acá a 10 años. Y sigues y sigues.
En eso te das cuentas que son la 1:00am y tu esposo está roncando. Le lanzas
una mirada fea y te duermes.
Paranoia. Cof, cof, tose el bebé. De
seguro fue esa salida, el bebé no tenía puesto su colchita ni su gorrito, yo le
estaba diciendo a este hombre que tuviera más cuidado. ¿Qué voy a hacer?
¿Emergencia pediátricas? ¿Espero hasta mañana? ¿Por qué? Yo siempre le doy sus
vitaminas y come bien, aunque hoy en el almuerzo no se terminó de comer el
pollo. Estaba medio raro, ya decía yo. Le dije a la niñera que no lo desabrigue
tanto. Algo le ha caído mal o cogió frío. Pero ¿qué tal si es una enfermedad de
la que me habló Marita? Esas enfermedades tropicales que están dando en Europa
pero ya van a llegar a Perú. Dios, ¡y yo pasé por el Aeropuerto!
Al día siguiente el niño como si
nada y tú con ojeras de metro.
Los síntomas del hijitis aguditis se desarrollan desde el
embarazo hasta siempre. Nunca se van. Ya sean bebés o adultos. Queremos que se
hagan independientes pero si se demoran 2 minutos, ya estamos llamando a la
policía y a Batman. Si comieron algo ligero un determinado día, diagnosticamos
a nuestro bebé de 28 años con anemia aguda. Tenemos uno que otro pensamiento
medio macabro si alguien se atreve a poner triste a nuestro niño de casi 30.
Estos son algunos de las cosas
que camuflamos como “cosas de mamás” pero es hijitis aguditis. Es lindo, y
también la padezco. Aunque debo parar la mano en algunas cosas. Nada en exceso
es bueno y debemos llegar a un punto medio. TODO EN EXCESO ES DAÑINO.
Te ama,
Mamá
1 comentarios
Dios mío! Me acabas de describir completamente...soy muy mama gallina :3
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