Días
12:41
Qué rápido se pasa la vida, qué rápido se pasa
nuestros días juntos. Quisiera más tiempo contigo, jugando, paseando, echándonos
en la cama sin hacer nada, solo entre besos y abrazos. Pero no se puede, y me
siento culpable. Quisiera estar contigo en cada momento, no perderme nada de
ti, ni una sonrisa, carcajada, llanto, nada nadita. Pero no se puede, y me
vuelvo a sentir culpable. Quisiera que los días de trabajo fueran solo dos y
los días contigo sean cinco. Detesto llegar a casa y que te quedes dormido
porque siento que perdí un día y esa culpa me carcome el alma. No es justo,
pero así son estos tiempos y tenemos que acostumbrarnos. Sin embargo, tú nunca
me dejas de besar, ni de abrazar, ni de sonreír, siempre contigo tengo otra
oportunidad de ser querida en el mejor y peor momento. Siendo tan pequeño comprendes
mi día, comprendes mi llanto y mi sonrisa, por eso mi corazón se agrande día
con día haciendo espacio al increíble amor que siento por ti.
Con esa culpabilidad disminuida puedo trabajar
y pensar que al final del día tendré el mejor y más dulce abrazo; me contarán
de tu día, y podremos jugar un ratito hasta que duermas. Cruzo los dedos y
espero otro fin de semana. Quiero cambiar este ritmo de vida y encontrar más
espacio; te prometo que lo haré, por ti y sobre todo por mí, porque te
necesito, hijo.
Ahora entiendo a mis padres cuando me decían que
ir a trabajar no es fácil y menos cuando tienes hijos pequeños; tu mente tiene
que hacer espacio para todo pero el corazón está lleno de inquietudes. A veces
le preguntaba a mi mamá: ¿Por qué no sales? ¿No te aburrimos?; créeme Teo mío, éramos
cuatro diablitos jugando por toda la casa, hacíamos harta bulla y para ser
francos ¿quién puede descansar así?, no es fácil para una mamá lidiar con todo
esto. Pero siempre era la misma respuesta: Ustedes nunca me van a aburrir, son
mis hijos. Pensé que mamá exageraba o no quería herir mis sentimientos, pero
ahora entiendo que a pesar de la bulla y el revoltijo nunca quiso irse sin
nosotros, era su único momento para estar con nosotros. Con bulla o sin ella,
no se movía y se reía de nuestras travesuras de niños. Ahora es mi turno, no
puedo moverme sin ti, ni quiero hacerlo; papá a veces me obliga a darme un
espacio pero me gusta verte aprender, ensuciarte con la comida, “pintar” con tus crayolas, verte dar tus
primeros pasos, correr hacia mí y que me digas: ¡mamá!
Una muestra de las miles de cosas que haces y
me sorprendes es la que hiciste ayer mientras veíamos televisión. Estaban dando
una película, y un hombre dijo a otro: ¿Cuántos
años tienes?; sin embargo, tú pensaste que te lo decía a ti por lo que te
paraste y dijiste: Treshhh y hiciste tu dedito como uno. Jajajajaja. Eres muy
gracioso. Tu uno es tres y no aceptas que realmente tienes uno. Eres un capo.
Te amo
0 comentarios